Pesca

Los hombres y mujeres de Tinajo han estado vinculados al mar desde épocas pretéritas, sobre todo al marisqueo,  pesca de caña o gueldera en las abruptas costas que nos baña.

Las preciadas lapas, burgados, pulpos, mejillones, cangrejos moros, blancos, jacas y las deliciosas morenas  a  las que se les canta para que saquen su faz de las cuevas, han sido manjares típicos de nuestros platos desde los tiempos de los majos, como  demuestran los numerosos  concheros interiores que se conservan en el municipio.

La pesca a caña en las escarpadas paredes continúa siendo tradición heredada de nuestros antepasados.

En un principio se empleaba  una vara de caña, en cuya   punta,  se disponía  un cartílago flexible, hecho generalmente del cuerno de cabra, que era el chivato que con disciplinada certeza señalaba la picadura del pez. Desde ella colgaba un trozo de sedal rematado con un afilado anzuelo; y de esta manera, utilizando pequeños cangrejos y erizos de mar como cebo,  la vieja era capturada con  paciencia y maestría

Otras preciadas capturas son los Sargos, Cabrillas, sama, congrios, bogas, sardinas…

El pueblo de La Santa,  único barrio costero del municipio, ha ocupado desde siempre a sus gentes en tan noble pero dura  labor, y han abastecido de alimento relativamente barato al resto del municipio y a otros colindantes; sobre todo a las clases más necesitadas en épocas de escasez.

Esta pesca llamada de bajura era eminentemente tradicional, desde la caña, a la gueldera, “el tambor” para las morenas, el mira-fondo y el barquillo de madera empujado por los curtidos brazos marineros que no desfallecen ante los robustos y afilados remos.

Hoy día por suerte la realidad es  distinta a la que vivieron nuestros padres y abuelos y se han conseguido avances tecnológicos importantes. Las embarcaciones  a motor han sustituido casi por completo a los pequeños barcos a remos y la venta de las capturas está garantizada por los distintos y fabulosos restaurantes de la zona.