Mirador de Guiguán

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Descripción

El que exista agricultura en Tinajo y Lanzarote se debe fundamentalmente al ingenio, fuerza de voluntad y constancia de los propios campesinos que durante siglos se han visto forzados a trabajar la tierra sin desfallecer y librar las continuas pruebas a las que la naturaleza les ha sometido; no sólo en el orden meteorológico (escasez de lluvia y fuerte insolación) sino salvar con destreza las condiciones del medio. Todo el espacio que abarca este municipio es un claro ejemplo de ello (enarenados artificiales, naturales, bancales, gavias, jable etc.) por lo que podemos asegurar que el campesino ha sido y es el verdadero escultor del paisaje de Tinajo. Así, las terrazas agrícolas de la Caldera de Guiguán son el testimonio de una obra compleja en la que consiguieron salvar pendientes más o menos pronunciadas. Fueron construidas modificando la pendiente de la Caldera, para obtener espacios horizontales, relativamente amplios y destinarlos al cultivo. Estas terrazas no tienen un patrón definido en cuanto a su ordenamiento vertical, tienen varias dimensiones y forma desorganizada de acuerdo a la topografía del terreno. Entre grada y grada el desnivel puede llegar a medir un metro o más. Están conformadas por muros de piedra seca con acumulamiento de tierra en su interior. La última capa corresponde al lapillo o ceniza volcánica, comúnmente llamado “rofe” que tiene la particularidad de conservar la humedad que los vientos marinos y el rocío depositan en el suelo, haciendo la tierra mucho más productiva y fértil. Con la construcción de estas estructuras consiguieron contrarrestar la erosión de la caldera además de proteger los cultivos de los insistentes vientos Alisios. En estas parcelas agrícolas diverso son los frutos que se obtienen de la tierra: maíz (millo) de donde se obtiene el preciado gofio, cebollas, papas, calabazas, legumbres, vid, etc.

 

 

 

 

29.05037964046221, -13.684337876782251